Días después de su fallecimiento, Nano Ameneiro evoca la semblanza de Paco Martínez, entrenador vigués muy ligado al baloncesto femenino y primer inquilino del banquillo de nuestro primer equipo en la etapa actual, concretamente en verano de 1996.
Escribir un óbito sobre alguien que temporalmente no ha sido contemporáneo a uno, resulta realmente complicado. Leyendo las referencias que diferentes medios de comnnicación han publicado sobre su persona, se entiende mejor la dimensión de alguien que en los últimos días nos ha dejado huérfanos de su sabiduría baloncestística y personal. Personas como Julio Bernárdez (amigo personal), Raúl Rodríguez (Faro de Vigo), el periodista Eugenio Eiroa… todos y cada uno de las personas que lo han recordado, muestran un punto en común: más allá de sus logros deportivos, la persona superó con creces al deportista en todas las facetas de su vida.
En verano de 1996, hace casi ya veinticinco años, Paco Martínez se ponía a los mandos del primer proyecto deportivo tras la refundación del C.D. Bosco, enfocado a la parcela femenina. Martínez asumía el desafío que le planteaba el difunto presidente Gómez Carballo, tras haber cosechado notables triunfos como entrenador del R.C. Celta, cuando era parte de la estructura del club de fútbol en los años 80. Él fue el primer entrenador de la plantilla viguesa en una nueva etapa que nos ha llevado hasta nuestros días, con unos primeros pasos que nos han llevado a ser quienes somos el día de hoy, construidos con tesón ahora que se aproxima el 25 aniversario de la refundación del C.D. Bosco como heredero de la tradición de baloncesto femenino en la ciudad.
Compartiendo banquillo con su ayudante Ana Álvarez, que le relevaría a mitad de temporada, y teniendo como delegados en su staff a Antonio Ramos (única persona que se mantiene en el club desde su refundación) o Nuria Gómez, alma mater actual de C.B. Nigrán. Telmo Silva, como preparador físico y el difunto expresidente Paco Araújo con ficha de delegado de campo completaban ese equipo de trabajo. Ellos fueron los pioneros, precursores, iniciadores de una aventura actual que dura hasta nuestros días.
En su trayectoria como entrenador, Paco había logrado éxitos tan notables como la Copa de la Reina de 1981 conquistada en nuestro hogar de As Travesas. Continuó su trayectoria en ciudades como Zaragoza, Granollers y Tenerife, retornando a Vigo para entrenar al Bosco masculino y dedicarse a proyectos menores en sonoridad pero de profunda huella como su presencia en Las Acacias o Colegio Andersen, y ya en los últimos años, en el C.B. Rodaballo.
Sin embargo, desde muy joven escuché el nombre de Paco Martínez, entrenador. Como socio del Círculo Mercantil era muy notable su labor en el equipo femenino de la sociedad que reunía en sus mejores tiempos a casi 10.000 familias de la ciudad y era un bullicio en la actividad deportiva de una ciudad escasa entonces de instalaciones deportivas. Tardes de los sábados mirando baloncesto en el pabellón de deportes, escuelas deportivas en las mañanas del fin de semana. Posteriormente tuve la suerte de coincidir en el Ciudad de Vigo Basquet (2007-10) donde Paco se encargaba de las relaciones públicas y ahí fue donde pude comprobar su carácter afable, su eterna sonrisa, su bonhomía en el trato, su profesionalidad en los detalles de aquel proyecto de baloncesto masculino.
Su trayectoria vital le coloca como un referente en el ámbito de la historia del baloncesto vigués. Quizás otras personas hayan coincidido en mayor o menor medida con él, pero los que apenas pudimos conocerlo somos conscientes del legado como persona y deportista ha dejado en la ciudad y en las personas que tuvieron la suerte de conocerlo. Y esa es una de las mayores lecciones que nos puede dejar, afrontar la vida con la misma vitalidad y sonrisa con que Paco vivió la misma.
@NanoAmeneiro