Una de las mejores noticias que dejó la Copa Galicia fue la vuelta de Laura Prats a las pistas un año después.
Fue ante el mismo rival BAXI Ferrol y en la misma provincia de A Coruña. Sólo 48 kilómetros de distancia y 34 minutos de tiempo en automóvil separan el Pabellón Municipal de Rianxo del Pabellón Municipal de Santa Isabel en la capital de Galicia. Fue en el mismo mes de septiembre. Casualidades o causalidades. Elementos inconexos que toman forma al considerar el caso de Laura Prats.
Porque ha tenido que pasar un año y unos días para que Laura vuelva a disputar un encuentro de baloncesto. Su lesión se produjo en un amistoso en Rianxo entre dos equipos que entonces se preparaban para jugar la Liga Femenina Challenge. Una acción desafortunada que la llevó al suelo entre ostensibles gritos de dolor. Los allí presentes presentían que podía ser grave. Como así resultó confirmado unos días más tarde por los servicios médicos del club.
Laura comenzó su período de recuperación en Vigo y acompañó al equipo durante el viaje en la Liga Femenina Challenge. Fue un elemento fundamental, un pegamento que ayudó a que el equipo de la temporada pasada fuera una piña dentro y fuera de la pista, una de las claves del ascenso. En verano siguió trabajando, con la luz del túnel al fondo a la vista, para la llegada del otoño.
Tras un duro trabajo, ha llegado el momento de ver la recompensa. En los partidos de pretemporada hacía las ruedas de calentamiento como una más, pero no llegó a completar el retorno. Lo mismo sucedió en el primer partido en la pista de Valencia B.C. Acariciar el retorno, volverse a sentir jugadora. Ha tenido que ser en la Copa Galicia, un año y unos días después de su grave lesión, cuando Laura vuelve a ser 100% jugadora de baloncesto. El número 55 vuelve a brillar en el parqué. La afición celeste ya está con muchas ganas de disfrutar de su juego en la pista.