Parece que fue ayer. Como un salto en el tiempo, como un vago recuerdo en la memoria de las personas, ya han transcurrido cinco años desde que Celta Baloncesto jugó su último partido en Liga Femenina-1. Ese mismo verano, la directiva presidida entonces por Paco Araújo tomaba la difícil decisión, a la par que realista, de dar un paso atrás en las aspiraciones deportivas y asumir una precaria situación económica que podía llevar inexorablemente a la desaparición. Ese mismo verano el equipo comenzaba una nueva andadura en Liga Femenina-2 bajo un nuevo enfoque, que ha permitido la pervivencia en el tiempo de una sociedad deportiva que está disputando su 21º temporada en el baloncesto femenino profesional.
Con la perspectiva que permite el tiempo, la decisión fue plenamente acertada. De los 14 equipos que compusieron aquella competición, cinco clubes compiten actualmente en LF1 (Salamanca, Girona, Canarias, La Seu y Zamora) y dos lo hacen en LF2 (Rivas y Celta). El 50% restante de los que formaron parte aquella temporada ya no existen a día de hoy, incapaces de sobrevivir a las diversas adversidades y circunstancias (Ros Casares Valencia, CB Zaragoza, Sóller Joventut Mariana, Ciudad de Burgos, Hondarribia, Navarra Basket y CB Puig D´en Valls (Ibiza)).
Aquel 24 de Marzo de 2.012 supuso el fin a 16 temporadas consecutivas en la élite del baloncesto nacional con una Liga y dos copas de la reina como logros más destacados. Y nació una nueva identidad de club, más enfocado al cuidado de la cantera.