Bajo el epígrafe de #Jaca2007, recuerdos de un campeonato, comenzamos hoy una serie de artículos en torno al décimo aniversario del Campeonato de España Junior disputado que terminó con la victoria céltica. Coordinados por nuestro colaborador Nano Ameneiro, conoceremos las sensaciones de las jugadoras en aquellos días, y de su puño y letra sabremos cómo les ha ido en la vida después de aquel campeonato, tanto a nivel deportivo como personal.
Da inicio el testimonio de Déborah Rodríguez, capitana de aquel equipo que levantó la copa en 2007 y que más tarde se convertiría en capitana también del equipo senior en Liga Femenina-2.
«EL CAMPEONATO DE ESPAÑA HA SIDO DE LAS MEJORAS EXPERIENCIAS EN MI VIDA»
Sus comienzos
“Empecé a jugar en el Celta con 11 años. “Las mayores” ganaban la Copa de la Reina ese año, y nosotras perdíamos todos los partidos de paliza. Recuerdo nuestra peor derrota, 84-12 en Porriño. También nuestra primera victoria (y única de la temporada) contra el colegio Miralba. Curioso detalle, no me acuerdo del resultado, pero sí de la fiesta de nuestros padres.
Para los que no conozcan este club, es muy difícil delimitar la línea entre club y casa, ya que un término forma parte del otro. Mis amigas son del equipo, y los amigos de mis padres son los padres de mis amigas. Bonito, ¿verdad? Pues imagínense ese club-familia yendo de la mano año tras año, entre derrotas y victorias, montados en autobús hasta Jaca.
Pasamos de ser las niñas que no ganaban uno, a llegar invictas al campeonato. Las niñas de siempre, que empezaron juntas en los campos de Balaídos y que fueron acogiendo a otras niñas en el equipo. Hacíamos todo juntas. Salíamos de fiesta, nos desahogábamos en el vestuario y trabajabamos duro en la pista”
Recuerdos de #Jaca2007
“Del campeonato tengo muchos recuerdos, desde los desayunos imperiales del hotel, a las reuniones en las habitaciones, los paseos, las canciones y bailes pre-partido… Recuerdo esa final como si fuese ayer, recuerdo nuestras jugadas. Rebote, pase a Alba y contraataque con sus pases espectaculares. Jugábamos mirándonos unas a otras y sabíamos lo que queríamos hacer. Y así levantamos la Copa invictas. Sonó la bocina y lloré. Lloré viéndome rodeada de mis amigas, lloré con mi hermana al lado, lloré viendo la grada repleta de las caras sonrientes y los aplausos que estuvieron siempre ahí. Las tijeras de peluquera que mi madre lleva siempre en el bolso cortaron la red. Nos pusimos en línea y bailamos nuestra canción prepartido y la celebración duró tanto como el largo viaje de vuelta en autobús”
El baloncesto en su vida.
“Al año siguiente me cambié de ciudad por estudios, pero seguí jugando en el club dos años más. Después de una temporada fuera para jugar en Liga 2, Paco me llamó para volver a casa. Otro de los momentos más felices de mi vida. Y en casa estuve otras 4 temporadas. Con sus momentos más felices y el más duro de descender a liga 2, sin merecerlo deportivamente.
Ahora llevo 3 años fuera de casa. Había colgado las zapatillas por problemas médicos y profesionales. Pero poco duraron en el armario. Empecé a jugar de nuevo en Irlanda, luego Italia y ahora Inglaterra. Soy feliz de poder seguir con este deporte, aunque como en casa en ningún sitio”
Deborah hoy
“Actualmente mi día se va entre clases de Matemáticas, como profesora de refuerzo en un instituto, trabajo de camarera en un restaurante italiano y el baloncesto. Siempre ando a mil. Mi madre me dice que un día voy a colapsar. Pero por muy ajetreado que vaya el día, no veo la hora de ponerme las zapatillas y entrar en ese rectángulo con dos aros. Ahora mismo estamos en el momento más intenso de la liga. Tras varios altibajos, nos encontramos en las semifinales de play off.”
La reflexión
Desde pequeña veo gente que lo deja por falta de tiempo, supongo que yo nunca encuentro tiempo para dejarlo.
Nuestro más sincero agradecimiento a Déborah Rodríguez por transmitir con tanto cariño el recuerdo de aquellos días.